Diario el Comercio

Álvarez asumió este cargo en el año 2010. «La vida está llena de casualidades. En una de las etapas de mi vida acabé entrenando al Alvargómez Guadalajara (de Liga Femenina 2) y allí estaba la capitana de la selección sub 18 de Paraguay (Claudia Aponte). A los cuatro días ella habló con el presidente de la Confederación Paraguaya y me hicieron una propuesta. Así, sin querer, surgió mi alianza con la selección», explica sobre cómo acabó en Paraguay al frente de la selección guaraní. Primero firmó con el combinado femenino absoluto para disputar el torneo sudamericano y a la semana ya le ofrecieron la posibilidad de poder llevar también las riendas del equipo masculino, algo que el entrenador asturiano aceptó sin dudarlo ni un momento.
Asumir el cargo no es simplemente viajar a Paraguay de vez en cuando. Hay que trabajar duro para sacar adelante el proyecto deportivo. «Me encontré con un país completamente desconocido y con muy poco conocimiento de cara al exterior», recuerda Arturo sobre sus primeras sensaciones. El trabajo que quedaba por delante estaba claro. «A partir de ahí hicimos un proyecto el presidente de la Confederación y yo para asemejarlo, lo más posible, al equipo de cualquier país europeo», explica.
Novenos en el Preolímpico
Los engranajes fueron encajando y el proyecto astur-paraguayo se fue convirtiendo en una realidad. Los resultados no se hicieron esperar: cuartos en femenino y quintos en masculino en el pasado Campeonato Sudamericano, lo que les dio la llave para disputar el preolímpico. «Dejamos una sensación agradable», valora ahora Arturo Álvarez al recordar cómo fue un preolímpico en el que tuvieron que verse las caras con países que no cesan de dar jugadores a la mejor Liga del mundo, la NBA. El combinado paraguayo tuvo que conformarse con un noveno puesto, pero pudo ver cómo su proyecto se consolidaba. «Paraguay está ahora entre las cincuenta mejores selecciones del mundo, después de cuarenta años sin estar ahí», destaca el entrenador mierense. Arturo cedió el testigo en la selección femenina a quien fuera técnico del Gijón Baloncesto, Jorge Elorduy, que llegó avalado por el entrenador asturiano, quien también se hizo cargo de la selección júnior masculina. Una vivencia que le dio mucha información sobre el baloncesto paraguayo. «Fue una experiencia doble, ya que conocí el máximo nivel en el baloncesto base y en el absoluto», dice.
Arturo no se conforma con la selección de Paraguay.
Quiere más. La temporada pasada alternaba sus compromisos como seleccionador con su tarea de entrenador en el Barreirense de la máxima categoría portuguesa. «Pude compaginar las dos funciones, pero este año no seguí, no porque no quisiese, sino porque el preolímpico terminó hace un mes» y no pudo, lógicamente, estar presente durante la pretemporada. «Ahora me toca esperar un ‘corte’ a un compañero, lamentablemente, para volver a entrenar otra vez y poder compaginar el trabajo de verano en la selección con otro en invierno en Europa o donde sea», plantea.
A Arturo no le asusta trabajar. Desde muy joven comenzó a ejercer como entrenador. Fundó el C. B. Lastra, fue máximo responsable del Oviedo Cinturón Verde femenino con 23 años y, añade, «luego vino todo de seguido». Por ese ‘todo’ se refiere al salto a las ligas LEB y ACB, en clubes como el Bruesa, el Alicante o Cantabria Lobos. También una etapa que recuerda con cariño: su paso por la selección asturiana junto con Joaquín Prado. «Fuimos los primeros seleccionadores absolutos de Asturias para aquel partido en Luanco ante Costa de Marfil». Formado en el Colegio San Ignacio de Oviedo y profesor de Educación Física, también fue director deportivo del Meridiano Alicante de la liga ACB antes de que se decidiera a cruzar el charco.